sábado, 29 de mayo de 2010

¡¿Qué!?

Nos levantamos temprano, a eso de las 9 y media y le avisamos a mi 'querida' suegra que iríamos a desayunar con ella, que nos espere con unos ricos mates. Nosotros llevamos una docena de facturas (ya había empezado con los antojos).
A eso de las 10 estábamos sentados en la mesa del comedor. Yo estaba inquieta, incómoda, me quería ir. Marcos hizo intentos vanos de tranquilizarme antes de entrar. Yo quería que sea algo rápido. Entrar, saludar, contarle, recibir los gritos e irme a mi casa. Pero no fue tan fácil.

Para sorpresa nuestra, cuando a la muy yegua le dijimos con una sonrisa enorme en la cara que íbamos a ser padres y ella abuela soltó un ¡¿Qué!? más grande que el de Marcos la noche anterior.

'No, Marquitos, ¡no puede ser!. Vos sabés que no nos llevamos nada bien entre ella y yo y que ya mucho me pesa que hayas decidido.. ay dios mío, casarte con ella, pero por favor decime que ésta no es la madre de tu hijo y ¡menos ahora!' - lo dijo así, sin pelos en la lengua y sin tener en cuenta que yo estaba ahí sentada, escuchando.

Se me hinchó la vena en el cuello y cuando me paré para ponerle los puntos a la vieja chota de nombre pedorro, me frenó él, mi elegido y se encargó de acomodarle las ideas:

'No le podés faltar el respeto de semejante manera ni a ella ni a mí ni al bebé. Mal que te pese, yo la amo y va a ser mi mujer para toda la vida (¿para toda la vida?). Así que mientras yo te pueda escuchar, ni se te ocurra decir algo en contra de ella, ok?. ¡Qué increíble! Toda la vida diciéndome cómo tengo que actuar y no cumplís con el ejemplo'.

Me quedé muda. Jamás me imaginé una situación así. Cada vez que salía el tema de conversación 'Rosa' o 'mi mamá' o 'tu mamá' me dijo que me mantuviera al margen, que nunca (¿nunca?) iba a influir en nuestra relación. Y escucharlo por primera vez no-defenderla me resultó hiperextraño.

'Y no tenemos más nada que hablar con vos. Vinimos a decirte lo feliz que nos hace semejante noticia, siendo la primera de la familia en enterarse y nos contestás de esa forma' - le seguía diciendo y yo encaminé hacia la puerta.

Salimos y antes de cerrar la puerta escuché un..

'Pendeja de mierda, me va a separar de mi hijo'.

Está loca, realmente.



Y ustedes, ¿qué tienen para contarme de sus suegras?.

jueves, 27 de mayo de 2010

¡ Estamos embarazados !

Me estiré en la silla y medio que entrecerré los ojos, haciendo fuerzas para no (sí!) oír lo que me decía. Tenía miedo, sí. Soy un poco extrema y ansiosa, también.

Abrí un ojo y lo miré. Estaba muerto de amor, con los ojitos llorosos y la boca haciéndose sonrisa. Se levantó de nuevo y me abrazó más fuerte que antes. Me dijo que me amaba mucho, que era el mejor día de su vida y la mejor noticia del mundo.

Inmediatamente pasó su mano por mi panza y, a pesar de todavía no tener nada, se imaginó cómo sería en unos meses. Entendió el por qué no a la cerveza y el por qué sí al juguito de naranja.
Suspiré aliviada y después comimos en paz. La pizza estaba buenísima y la devoré de alegría. ¿Viste cuando está bien crocante, con la cantidad justa de salsa, un queso que le chorreaba de lo bueno que era y un tronquito durito que le daba el fin a una porción espectacular y ya tenías ganas de repetir? Bueno, así.


Miramos una peli y no me soltó la mano nunca. Sentía sus besos en mi cuello y me demostró al pie del cañón lo feliz que lo hacía saber del bebé.

Esa noche dormimos juntos, en casa. Bah 'dormimos'. No pudimos pegar un ojo en toda la noche y ya con la luz apagada y tapados hasta el cuello, no paramos de reír y abrazarnos y besarnos y tratar de caer con la noticia. Marcos se lo había tomado bien, y ahora yo también.

Después de todo, estaba segura con quién estaba compartiendo mi vida y era esa persona que me susurró toda la noche que me amaba.

El drama llegó la mañana siguiente cuando, sin otra alternativa, tuvimos que comunicarle la noticia a nuestros respectivos padres, los abuelos del bebé.



No se imaginan la reacción de Rosa, mi suegra.

martes, 25 de mayo de 2010

Te tengo que contar algo II

Enseguida se paró y me abrazó fuerte. Yo estaba rendida en la silla, llorando. No sabía cómo se lo iría a tomar ni qué rumbo tomaría la relación ahora que estábamos mejor que nunca. Y aparecía ésta noticia..

'Qué te pasa amor?' - me dijo.
Yo seguía llorando, no quería afrontar el momento todavía pero sabía que lo tenía que hacer.
Después de un rato tomé valor y..

'Marcos, no sé cómo te lo irás a tomar y estoy dispuesta a afrontarlo sola si querés, pero hay algo que necesito que sepas' - le dije sin vueltas, no aguantaba más.

Me miró expectante, confundido, atemorizado y ansioso.

'Estoy embarazada'.

sábado, 22 de mayo de 2010

Te tengo que contar algo

Cómo que qué quiere decir Lau? Estoy embarazada! - le dije en un estado pre-shock. Una señora que se estaba lavando las manos nos miró por el espejo sorprendida también.

Laura tenía el 'cosito' en la mano y lo miraba y me miraba a mí. No me decía nada. Hasta que le cayó la ficha, se emocionó y me abrazó más fuerte que nunca.

¡Ay, te felicito amiga, no lo puedo creer! - me dijo.

Yo.. yo tam.. yo tampoco lo puedo creer. - empecé a temblar.


Salimos del baño abrazadas y llorando a moco tendido las dos. Empezó a delirar con nombres y futuras situaciones, con viajes, con regalos que le iba a hacer a mi bebé y hasta dijo que se iba a poner a tejer!. Tengo que decir que me sacó una sonrisa, pero yo también pensaba en Marcos, en cuándo se lo iba a decir y cómo iría a reaccionar. En mis viejos, 'mi mamá va a empezar a los gritos y va a llamar a toda la familia' pensaba.

A modo de antojo (excusas, obvio!) me compré una barra de chocolate (de los buenos) bien grande y salimos a caminar por las plazas. Nos topamos con familias jugando con sus hijos, tomando mates, sentados, disfrutando del sol. Visitamos un par de negocios de ropa para bebés y simulamos un parto, estabamos re-locas.

Se hizo de noche y llegó la hora de volver a casa. Lo llamé a Marcos y le dije que tenía algo muy importante para decirle, que quería y necesitaba verlo. A los 10 minutos estaba en casa, con pizza y cerveza para 2.
Preparé la mesa, prendí la tele y cuando empezamos a comer, notó que me servía gaseosa y no la cerveza que él había traído. Le sonreí y le dije:

'Amor, te tengo que decir algo muy importante.'

Y me largué a llorar.

jueves, 20 de mayo de 2010

Y uno más uno dio tres

'Che, gorda, aparecieron 2 rayitas, ¿qué quiere decir?' me dijo Laura.

martes, 18 de mayo de 2010

¡No me viene! II

Había sido mucho por un solo día, así que decidimos dejarlo para el siguiente. Ésa noche llegué a mi casa sola, aparentemente con cara de preocupada porque mis viejos me preguntaron todo el tiempo qué me pasaba o si estaba bien. No me acuerdo qué excusas habré inventado, lo que sí es que yo estaba absorta en mis pensamientos y me imaginaba lo que podía llegar a pasar al otro día.

Si el cosito (siempre me dio cosa nombrarlo) mostraba una sola línea, todo estaría bien, normal, encontraría placer en la rutina por primera vez y lo olvidaría.

Si el cosito mostraba dos líneas cambiaría mi vida, totalmente. No más salir, no más irresponsabilidades, no más momentos sola y en las fotos con Marcos seríamos 3, no 2. No más llegar a cualquier hora ni autodependencia. Habría alguien más en mi vida, alguien tan o más importante que cualquiera de mis familiares o amigos.

'¿Qué se sentirá tener un hijo?'.

Mi adolescencia extendida y mi 'vida-loca' llegarían a su fin. Ya lo dije, un cambio total y absoluto.

Me costó dormir esa noche y al otro día me levanté tensa. Afuera era un día nublado y desde el balcón se podía ver cualquier escena típica de un otoño en la ciudad. Todos continuaban con su vida habitual, corriendo atrás de sus problemas o paseando y dándole de comer a palomas o perros que se cruzaban. Y me imaginaba en la misma situación, con Marcos y mi hijo/a...

Mejor la mente en blanco y salir en busca de la respuesta. Laura, mi fiel compañera, llegó puntual a casa y con la excusa de dar una vuelta, salimos.

El farmacéutico estará acostumbrado a vender 'cositos' porque lo entregó como una aspirina cualquiera. Claro, en ese coso no estaba la respuesta de su vida!

Entramos al shopping y corrimos al baño. Entré, hice lo que tenía que hacer y Laura contó el tiempo. No quise ni mirarlo durante los minutos que tuvimos que esperar y cuando se cumplió la hora abrí los ojos. Laura estaba al lado mío, mirando atentamente qué cantidad de rayas había. Tenía los ojos abiertos bien grande y la boca entreabierta.

Y su respuesta fue..

sábado, 15 de mayo de 2010

¡No me viene!

No me venía, no me venía y no me venía. Y yo me preguntaba ¿qué hago?, ¿a quién le digo?, ¿cómo no nos cuidamos?, ¿estaré embarazada?.

La última pregunta me hizo eco en la cabeza todo el día. No sabía qué hacer y lo peor era que no le quería contar nada a nadie. Me agarró un ataque de paranoia. Yo, que soy regular, nunca me había fallado don Andrés y ésto me descolocó.

Al día siguiente y viendo que todo seguía igual no aguanté más y la llamé por teléfono a Laura y acordamos de juntarnos en un bar en una hora.

Me bañé tensa, no combiné la ropa y salí con buso haciendo 25 grados. Estaba mal.

Obviamente llegué más temprano de lo acordado y me pedí un café (odio el café, no sé por qué lo pedí). Estaba horrible, re amargo, puaj!. Al ratito llegó mi salvadora, mi oído, mi psicóloga, mi cura, la que escuchó todos mis pecados. Y se lo tiré así, de una. Antes de que se siente le dije con cara de seria y preocupación: NO ME VIENE HACE UN MES Y UN DÍA. No me dijo nada y se sentó.

Hablamos, sí que hablamos y pedimos té, jugos y un submarino cuando empezó a hacerse de noche. Estuvimos toda la tarde dándole vueltas al asunto y yo seguía preocupada. Me agarró angustia oral y todavía me acuerdo de la docena y un poco más de medialunas dulces que comí. No paraba de hablar, lloré y me preocupé. No quería quedar embarazada a los 25 años, a pesar de estar casada con el amor de mi vida (¿el amor de mi vida?).

Laura me contuvo y me calmó un poco. Y la decisión final es obvia: salimos en busca de una farmacia y compramos un test de embarazo. Ahí iba a encontrar la respuesta.



Y ustedes, mujeres, ¿qué pensaron en sus atrasos?. Y ustedes, hombres, ¿les dijo alguna chica alguna vez de un atraso?

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cancún es una fiesta

Como buen caballero respondió que sí, que ya salía y que por favor esperara un momentito. ¡Nos cortó el polvo! pensamos al mismo tiempo.

Me cambié más rápido que nunca y atiné a acomodarme un poco los pelos. Su cinturón volvió al lugar correspondiente y mi camisa volvió a abrocharse, tal como había estado antes de entrar.

Marcos pispeó un poco por el pasillo y no había nadie, así que salí primero yo y me reubiqué en el asiento, haciéndome la dormida. Al ratito llegó él y juntos nos pusimos a ver quién podía habernos delatado de tal forma. Creo que la vieja de anteojos grandes y cartera de su mamá nos dirigió una mirada de reojo cuando pasamos. Al final nos terminamos durmiendo.

Al otro día sentí un bullicio y me desperté. Estábamos llegando y era un día radiante. Lo desperté a Marcos que tenía baba en la remera y los pelos todavía revolucionados. Le dije que lo de esa noche se iba a terminar en el hotel, y me sonrió.

La llegada, la espera de las valijas y el nuevo papelerío fue otro momento estresante y no veía la hora de tirarme toda despatarrada en un colchón, sacarme toda la ropa, embadurnarme en crema para sol, ponerme la bikini, agarrar la cámara de fotos y los lentes y salir para la playa.

Cancún fue precioso, inolvidable y lleno de recuerdos. La playa espectacular, un paisaje soñado. El amanecer y el anochecer con tragos frutales, caminando con Marcos por la orilla es uno de los mejores momentos de nuestra luna de miel. Nuestro primer viaje como pareja nos afianzó muchísimo y eramos 2 adolescentes en su viaje de egresados. Salimos a bailar, conocimos gente nueva, extranjeros y cancunenses.
Y el hotel. La verdad que mi marido no miserió en nada y el hotel colmó mis expectativas. No hubo ninguna chica de servicio que nos haya interrumpido (o si la hubo no nos enteramos) y la atención fue de 10.

Después de las casi 2 semanas en el paraíso llegó el momento de volver a la rutina. Y el papelerío, y los apurones, y el trabajo, y la familia, y (...).
Nos costó adaptarnos, pero lo tuvimos que hacer.

Al mes siguiente me empezó a parecer un poco extraño una pequeñísima pero demasiado importante cosa.

No me venía.

domingo, 9 de mayo de 2010

Luna de miel

Yo la escuché entrar, pero nos hicimos los dormidos. La cara de sorpresa que puso cuando abrió la puerta y nos encontró así me la acuerdo todavía hoy y mis amigas me la hacen hacer cada 2 x 3.

A la semana teníamos los bolsos armados, toda la ropa apiladita y ordenada esperando ser usada del otro lado del continente, junto con la cámara de fotos, los lentes y mis cremas para el sol. Marcos se llevó una pelota de fútbol (diganmé para qué), su perfume favorito y sus cigarrillos preferidos. En el aeropuerto nos seguimos dando besos, mientras hacíamos el papelerío, y exhibíamos con orgullo nuestra situación de marido y mujer. Mis valijas y sus bolsos fueron bastante pesadas, pero con unos pesos arreglamos con la chica que nos atendió y pudimos llevarnos todo, sin dejar nada.

Yo tenía un sombrero en la cabeza, un pañuelo atado al cuello y los lentes de sol. Siempre quise hacer mi primer viaje en avión así y me sentía la reina de Inglaterra (pero joven). Marcos pudo superar su miedo a los aviones y nos leímos unas cuantas revistas, miramos una peli a la noche, pero nuestro amor quedó expresado ante los ojos de todos. Eramos dos tortolitos enamorados, haciendo su luna de miel. La alemana que estaba adelante nos miraba raro. Está bien, lo admito, fuimos un poco reboltosos cuando todos querían dormir y mi marido estaba un poco mimoso.

Igual, a eso de las 4 de la mañana, hora argentina, volando por el norte de Brasil, el calor se hizo sentir tan fuerte que, aprovechando la tranquilidad del avión y el silencio en el pasillo, nos sacamos los cinturones de seguridad y lentamente, nos dirigimos al baño. ¡No iba a viajar por primera vez en avión sin cumplir esa famosa fantasía de hacerlo en el baño!

Primero entré yo y observé el panorama. El lugar era chiquito, pero apretaditos los 2 entrábamos. Marcos me siguió y me besó el cuello. Ya mi camisa azul se empezaba a desprender y su remera roja con una frase que decía 'La pasión no tiene fronteras' estaba en el piso. Me dijo cosas muy zarpadas al oído y se me puso la piel de gallina. Le desprendí el jean y su boxer de corazones relució su.. su.. sus ganas de estar conmigo (mal pensados!). Mi cinturón lo usó para atarme las manos y fuí víctima de su placer. La barba me rozó la espalda y pude sentir sus besos por mi cintura. Yo hacía todo por poder tocarlo y sacarme las ganas de sentir su cuerpo también, pero no podía.

En medio de tanto jolgorio, sentimos un par de tacos en el pasillo, cada vez más fuertes...

Al minuto, el ruido cesó, pero después escuchamos del otro lado un:

toc toc, '¿hay alguien?'

viernes, 7 de mayo de 2010

Mi primer gran error (III)

Me levanté como una lady, como diciendo 'aquí no pasó nada', pero llegué al altar un poco rengueando. La iglesia había cesado de risas y yo pedí perdón mientras el cura me preguntaba si estaba bien (en realidad ellos debían habermelo pedido a mí por reírse de mi mini-accidente!).

En fin, la ceremonia fue divina, la música le ponía más emoción de la que había y Marcos estaba feliz. Al momento de los anillos, Laura y mi mamá se acercaron para sacar unas fotos. Mi casi marido me estaba diciendo que me juraba amor eterno, que era el amor de su vida y lo más importante que tenía. Rosa del otro lado rezongaba y no atinó a felicitarnos cuando salimos, ya con los anillos y arroz en el tocado.

La noche era espectacular y el salón ya nos estaba esperando para una velada genial. La comida estaba exquisita, el cotillón súper fiestero y el Dj pasó los mejores temas. Bailamos, disfrutamos, fuimos felices. Rodeado de amigos y familiares queridos (bueno, la mayoría) que nos deseaban lo mejor y abalaban nuestra decisión eterna (¿eterna?).

La noche de bodas fue para el recuerdo. Fuimos al mejor hotel de la ciudad, en una habitación completa completa. Apenas entramos, llenándonos de besos por el cuerpo, nos fuimos sacando la ropa, pieza por pieza. Yo lo notaba excitado, con mucha pasión que quería salir. Las paredes, la alfombra y el balcón fueron testigos de nuestros orgasmos y el momento del hidromasaje con champagne fue tocar el cielo con las manos. Yo estaba con mi reciente marido, en una habitación lujosa, en el hotel más lindo, tomando champagne en un hidromasaje y jugando con la espuma y las burbujas. Marcos estaba insaciable y recordamos viejas épocas de noviazgo. Una música tenue acompañó las 7 horas de placer hasta que quedamos rendidos en la cama, comiendo chocolates y bombones, plenos y satisfechos. Ya empezaba a amanecer así que nos quedamos dormidos, así, desnudos, cuando entró la chica del servicio y se encontró con semejante situación.



Igual, lo mejor, vino en la luna de miel.. ¿a qué no saben qué pasó?

martes, 4 de mayo de 2010

Mi primer gran error (II)

Al otro día ya estaban todos enterados de la ceremonia y mi vieja empezó con todos los preparativos. 'Que el mejor salón va a ser éste porque tiene ésto, ésto y aquello, que en la comida tiene que haber lo mejor para todos, que ninguno salga desconforme,blablabla'. Obviamente no me perdí ni un sólo detalle y todo quedó a gusto de Marcos y quien les escribe.
Y así fue como el 17 de marzo nos casamos por iglesia, con toda su familia a la derecha y la mía a la izquierda.

No voy a olvidarme nunca de lo nerviosa que estaba ese día y del kilo y medio de helado de dulce de leche granizado que me comí(acompañado por la culpa de que no me iba a entrar el vestido).

Marcos me iba informando vía sms de cómo estaba yendo todo en la iglesia y así estuvimos todo el día: que te amo de acá, que te amo de allá, que éste día es único y todas las cursilerías de siempre.
Laura, mi mejor amiga, me acompañó durante todos los meses de preparativos, hasta que entré a la iglesia. No podía estar sin su opinión a cada paso que daba.

Cuando ya estaba todo listo, llegó la hora de entrar. Se abrieron las puertas y me encontré con mi papá. Fue la primera y única vez que lo vi de traje, todo negro, impecable, un muñequito, me lo quería comer. Me abrazó y me dijo que estaba hermosa. Miré hacia el altar y sentí decenas de pares de ojos mirándome y sacando pañuelitos que se dirigían a las narices. Las flores en los bancos, la alfombra, las luces y los demás arreglos vistieron el lugar y lo dejaron hermoso. Sonaba Ave María de fondo, la situación era perfecta. Marcos, con ese smoking que le quedaba justo, sonriendo de oreja a oreja(siempre me gustó su sonrisa) me dijo a la distancia que me amaba y que era la mujer de su vida. Se me cayó una lágrima. El sacerdote nos esperaba ansioso, feliz y Laura y mi mamá estaban abrazadas, ahogándose en lágrimas.

Cuando ya quedaban 2 metros para llegar hacia donde estaba Marcos sucedió algo que no me voy a olvidar jamás: el taco de mi zapato hizo ¡track! y caí redonda al piso. El Ave María, las flores, las lágrimas y el velo quedaron atrás. La iglesia era una carcajada, hasta el cura se me rió.




Y ustedes..¿alguna vez vivieron una situación así? Diganme por favor que no fui la única!

domingo, 2 de mayo de 2010

Mi primer gran error

Toda niña pre-adolescente sueña con ser adulta, linda y esposa. Y yo no fui la excepción. Desde que tengo uso de razón me veía frente al espejo, embadurnada en maquillaje que le sacaba a mi hermana mayor y con los zapatos de mi mamá, de 10 números más grandes, hablando con 'mi marido' y diciendo boludeces.

Marcos tenía para mí, lo que yo había soñado a esa edad como mi marido y así fue que, después de 5 años de noviazgo (lo conocí a los 20), me casé. Si las cuentas no me fallan, el tenía 27 y yo 25.

A lo largo de esos 5 años tuvimos sexo desenfrenado, fiestas, peleas, discusiones, borracheras, noches hippies, conocí a mi suegra y le tuve que lavar los calzoncillos más de una vez.

Consejo: chicas, nunca permitan lavarle los calzoncillos a un hombre(exceptuando hijos y familiares como padres adultos). Es la señal más clara de 'dominio masculino'. Yo sé por qué se los digo.

Vuelvo. Mi relación con mi futura(para ese momento) suegra no era como en las películas melosas donde todo es color de rosas y de unicornios blancos. Nos odiábamos, nos detestábamos y no podíamos sentir nuestras voces. Con decirles que una vez me intoxicó con unos fideos al pesto..

Fue una noche de abril, con una brisa que te ponía la piel de gallina. Estábamos en el balcón de su casa, después de unas cuantas copas de vino. Yo lo notaba nervioso, como tenso. Inseguro, distante. Con la excusa de irse al baño, Marcos se fue 10 minutos. Cuando volvió con un champagne en la mano me largó esas 4 palabras malditas. 'Te querés casar conmigo?'. Yo cometí mi primer gran error. Le dije que sí.