lunes, 2 de abril de 2012

Golpe bajo

Después de más de un mes ya cambiábamos pañales mejor que Maru Botana y los habíamos acostumbrado a que se duerman juntos así podíamos tener un poco de tranquilidad. Las noches se hicieron más románticas y pude pasar por la depiladora y hasta por la peluquería. Me sentía de nuevo mujer. Marcos lo notó instantáneamente y nos pusimos al día con todo. Con todo.

Al otro día de mi cambio de look y cuando él estaba trabajando (había retomado el trabajo porque realmente necesitábamos la plata; yo no estaba en condiciones todavía y en el trabajo me esperaban sin problemas, pero nos pusimos de acuerdo en que él tenía que volver) y yo ya le había dado de comer a mis soles, decidí hacer una limpieza profunda.

Después de dejar acomodada la heladera, reluciente la cocina y los baños, desinfectados y limpios de tierra tanto el living como el comedor, llegó el turno de la pieza. Acomodé ropa, pañales, cuna y aspiré la alfombra. Pasé un trapito al ropero y cuando fui a la mesita de luz de Marcos me encontré con una sorpresita. Había una carta y lo primero que se leía era 'Para Marcos' y tenía un beso estampado al lado. Ya me puse con los pelos de punta. Teníamos totalmente prohibido hurgar, revisar o chusmear las cosas del otro: teléfonos, casilla de mails, billeteras, carteras, etc. Pero yo solamente estaba limpiando y me encontré con esto. Y no podía pasarlo por alto, porque estaba escrito por una mina. Así que lo abrí y lo leí inmediatamente. La había mandado hacía más de un mes, al otro día del nacimiento de los nenes. Era cortita, pero contundente.

'Me enteré que ya fuiste papá, ¡felicitaciones!. Me alegró mucho saber que vos elegiste el nombre de la nena y que le pusiste mi segundo nombre. Yo también me acuerdo de vos todavía, un beso grande. Carolina'.