lunes, 1 de octubre de 2012

De tal palo, tal astilla.

Me quedé muda. Esa no me la veía venir. ¿Estaba pretendiendo juntar en mi casa a la mujer que tantos problemas me trajo y en compañía de su mentora? No sabía si me estaba jodiendo o era en serio, pero me parecía ridículo de cualquiera de las dos formas. ¿No entendía que, si bien yo algo tenía que ver, no tenía que hablar nada con ellas? Y menos quisiera desatar una polémica, estando los chicos y Marcos presentes.

Por otro lado se me ocurrió pensar que ése iba a ser mi último sacrificio. Todo iba a terminar ahí y después me iba a olvidar de Lidia, Carolina y la Mar en coche. Además me picó el bichito curioso y me moría de ganas de saber cómo iba a ser esa charla. Después de todo, podría ser en mi casa, pero yo no intervenir, solamente ser una oyente y...tomar nota de todo.

'Está bien, me parece correcto. Acá empezó, acá termina. Pero lo que le voy a pedir es que me avise con unos días de anticipación así me acomodo para arreglar todo: horarios, los chicos, bueno, usted me debe entender. Y no se preocupe que con Carolina hablo yo, no quiero que se ponga mal porque podría ser peor. Muchas gracias Lidia, ¿eh? Espero su llamado. Hasta luego.'

Colgué con una sonrisa irónica muy grande. No quería ser jodida, pero a esta mina había que ubicarla. Y si veo que la madre no le pone los puntos, se los voy a poner yo. Fuiste Carolina.
Laura se quedó mirándome y me dijo: '¿Vos estás loca? ¿Qué tenés pensado hacer? No te metas en quilombos, Sara.'
'Vos dejameló a mí que yo lo voy a encarar bien. Algo se me va a ocurrir..'



Más tarde, ese mismo día: '¿Marcos? Preparate que la semana que viene tenemos visitas...'