Si me siento y me pongo a recordar las cosas más importantes de ese año que se iba no podía descartar a la doctorcita gato, el accidente de Marcos, los primeros meses del embarazo, mi ataque esquizofrénico del quinto mes y demás disgustos que tuve que afrontar. Fue sin dudas un año de mucho aprendizaje, madurez y cambios personales y de personalidad. Entendí por dónde tengo que seguir mi camino y desistí de aquellos rasgos juveniles e inmaduros que todavía mantenía. Valoricé la reunión familiar, la salida con el amigo y las noches en pareja. Aprendí dónde tengo que descargar toda mi energía y en qué cosas realmente importantes tener la cabeza ocupada. Me rompieron esa cajita de cristal en la cual estuve viviendo por más de 20 años y fue de un piedrazo que rompió todo, no se fue cortando de a poco. De repente me encontré madre, esposa, hija y amiga. Pude mantenerme firme en un hospital y luché por lo que creía mío. Conseguí administrar mejor mis gastos y comprendí que a pesar de las distancias y todo lo que pueda suceder, la familia está siempre que la necesitamos.
Me arrepiento. Me arrepiento de haberle causado daño a mi hijo en sus primeros estadíos de vida. De haberle provocado tantos problemas y preocupaciones a Marcos, mi familia y mis amigos. De no haberme dado cuenta antes de cómo son realmente las cosas y cuál es un verdadero problema y cuál una simple controversia.
Me arrepiento de no agradecer lo suficiente ni demostrar la felicidad y plenitud que siento día a día. De no responder de la manera en que actuaron conmigo y de haber disfrutado tan poco de los buenos momentos. Me arrepiento de haberle dado tanta bolilla a la pelotudez que me rodeó.
Agradezco. Agradezco a todos los que me acompañaron en el año e hicieron de mi un buen alumno que aprendió sus lecciones. A la vida por darme el don de ser madre y poder compartirlo con el amor de mi vida y la mejor familia que me pudo tocar. Agradezco la paciencia de mi marido, la templanza de mis viejos y la sensibilidad de Laura. Gracias a todos los que no se lo dije lo suficiente y sobre todo al bebé, por hacerme tan tan feliz.
Que al momento de levantar la copa y brindar con la familia sientan todos la misma felicidad que sentí yo en ése chinchín del 31. Ése es mi deseo para ustedes.
Infinitas gracias a ustedes, lectores, a los cuales no me canso de agradecer por seguir y seguir leyendo a esta loca disparatada que lo único que hace es quejarse de todo. Muchas gracias, ustedes también me hacen feliz. Los quiero y ¡muy feliz 2012!
Siempre sirven esos balances y reflexiones. Qué bueno fue leer esta entrada, me sacó una sonrisa, sinceramente. Que el 2012 sea tan bueno, o mejor que este!
ResponderEliminarYo también hice un micro balance de año en el último post del 2011.....
ResponderEliminarParece epidemia!
¡Feliz 2012!
Un beso grande!
Tu primer seguidor y primer comentario... también soy el colgado que no volvió a mandarte un mail!... pero mejor no hablar de lo abandonada que está mi casilla.. je!
feliz 2012!!!!!!!
ResponderEliminarPero muy feliz 2012 para vos también querida! Y no hay nada que agradecer. Al menos a mi me resulta placentero leerte. Mis mejores deseos para vos y tu familia.
ResponderEliminarOjalá, alguna vez, me toque a mi hacer un balance tan lindo como el que hiciste vos ese año!
besote