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lunes, 13 de agosto de 2012

Alguien tiene que ceder.

No sé si mi vieja me estaba haciendo una joda, le habían cambiado la pastilla o había pirado, pero la cuestión es que eso era lo que ella pensaba. Cuando se fue no me quedé para nada contenta ni conforme con la charla que habíamos tenido entonces decidí hablar con alguien que esté de mi lado y me siguiera con el bardeo.

- 'Marito, en 5 minutos en casa. Hay crisis. Venite que yo pongo las masitas para el té.'

No hicieron falta más de 4 minutos y medio que ya me estaba tocando el portero.

- 'Tengo las orejas listas. Atacá.'
Y le conté todo. Desde el principio hasta la charla de recién con mi mamá. Nos hicieron falta más de medio kilo de masitas secas y una jarra y media de té. Cuando terminé me lo encontré con su camisa impecable lleno de miguitas, de piernas cruzadas sosteniendo el té y los anteojos más top del momento sobre su nariz.
- 'Al final es una loca mala peor que las que me cruzo yo. Yo te entiendo perfectamente a vos, mi amor. ¿Y tu vieja? ¡Cualquiera! En lugar de ponerse de tu lado, la defiende a ella sabiendo todas las cosas que te pasaron. Pero no me parece que le digas a Marcos que hable con la familia y hacerte cargo de sus problemas. ¿Acaso ella lo haría por vos? Mira Saru, hay cada una en la que yo no confío nada y esa mina nunca me terminó de cerrar. Pero, ¿por qué no hablás con Lau que es o era amiga de la turra? Ella la debe conocer más que todos nosotros. Bueno, que Marcos no, pero..'
- '¡Ay Mario, qué guacho! No me hagas acordar que Marcos estuvo con ella porque me da a pensar que debemos tener algo parecido para que él nos elija a las dos.'
- 'Sara, mirate lo que sos y decime qué tenés de parecido a ella. Mirate lo que sos, mirate. Vení, vamos al espejo. Una diosa del olimpo, madre, con un excelente trabajo, independiente, mirá esa cara y ese pelo. ¡Hace poco pariste, nena! ¿Quién se recupera así de rápido de una situación como esa? Hasta yo te doy, mamita, con eso te digo todo. Dale nena, dejate de joder. Tenés que tener seguridad en vos misma, ¡dejate de joder!'

Esas cosas me hacía falta escuchar. Mario tiene eso que dice lo justo en el momento justo y sin que yo se lo pida. Tiene un gran poder de percepción y es un gran tipo. Después de llenarme de elogios dejamos de hablar de lo mío y le dije que me ponga al día con sus andanzas y ese mundo de glamour que ya había dejado atrás. Mario seguía en las pistas, conociendo mejores chongos que los que yo pude cruzarme alguna vez y yendo al shopping todos los sábados, sin dejar de lado el té con sus amigos y amigas. Me contó cada detalle del buen sexo casual que tiene, de lo último en decoración y me tiró algunos tips para el invierno. Ese mundo del que alguna vez formé parte sigue siendo tan genial como cuando me entregué al formalismo y la relación seria.

Después de unas horas que estuvo con los nenes y rogándome ser padrino de alguno de los dos se fue dejándome un aroma de perfume exportado en todo el departamento que Marcos reconoció al instante cuando llegó del trabajo.

- 'Gorda, estuve pensando en todo lo que pasó. ¿No te parece que deberíamos hablarle a los padres de Carolina y ponerlos al tanto de todo? No sé, me parece, ¿qué opinás vos?'

Volvía el fantasma de Carolina a invadir mi ambiente y encima mi marido opinaba lo mismo que mi vieja. ¿Estaré siendo muy hija de puta? ¿Es inseguridad o querer proteger lo propio? ¿Al final la voy a tener que ayudar? ¿O Marcos tenía segundas intenciones y me estaba agarrando de boluda? No sabía qué pensar, pero la cara de orto que le puse a Marcos lo dijo todo. No quería volver a pelearme por esta mina. Iba a tener que resolverlo de alguna manera, pero ya estaba podrida de todo esto.

- 'Si, tenés razón. Algo vamos a tener que hacer.'

martes, 10 de julio de 2012

Conversaciones con mamá

No sé cómo iba a seguir todo esto, pero por lo menos tenía la tranquilidad y seguridad de que mi marido no me cagaba. Ahora, ¿tan yeguas podemos ser las mujeres? ¿Tiene límites la locura femenina? ¡Somos capaces de cualquier cosa por retener a los hombres!

Marcos volvió al trabajo y yo a mi casa. Me quedé charlando un rato con mi vieja y le conté porqué y a dónde me había ido. No pareció sorprenderle nada de lo que le dije, porque cuando terminó de tomarse el mate me dijo: 'Y sí, pobrecita, yo la entiendo. No sé si hubiese actuado de la misma forma, pero vos ponete a pensar. Sola, sin contención familiar, en una ciudad nueva, joven, porque cuando vino era una nena, que se haya encontrado con Marcos, se aferró a lo único que tenía. Para colmo él es bueno, la ha tratado bien y todo, ¿qué lo va a querer dejar ir? Pero ella debe tener lo suyo, porque por algo se ha peleado con Marcos, ¿no sabés por qué fue?'
- 'No, ni idea, nunca hablamos de los ex's con él. Pero era ella la que me iba a atender el embarazo. ¿Qué me podía llegar a hacer? Imaginate si me daba alguna pastilla rara para tomar, ¿eh? ¡A esta mina hay que internarla! ¡Yegua!'
- 'Pará, tranquilizate, ya pasó. Lo que sí, decile a Marcos que la próxima vez te cuente todo lo que pase, porque hay que mantener el contacto, que no haga ninguna locura'
- 'No pienses que voy a sentir lástima por esta turra, porque no lo voy a hacer. ¿Qué querés que haga? ¿Que la llame todas las semanas para ver cómo anda? ¿Compartir a mi marido con ella así se queda tranquilita? ¡Pero dejame de joder! Lo único que me falta..'
- 'No, ya sé, ya sé.. Pero no sé, comuniquensé con su familia, cuentenlé lo que pasó y que se hagan cargo. Ellos tienen que saber todo lo que hizo. Esa chica no está bien, yo la entiendo, pero no está bien.'
- 'Ah, entonces agarro el teléfono, marco el número y digo "Hola, ¿con la mamá de Carolina? Ah mire, ¿cómo le va? No, la llamaba porque su hija se volvió loca, y me quiere robar a mi marido. Una boludez, ¿eh?, no se haga drama." ¿Cómo voy a hablar con su familia, mamá?'
- 'No bueno, por ahí vos no, pero que hable Marcos y les diga que vengan y la vean cómo está y eso'

Ok, mi mamá defiende a la ex de mi marido y me pide que le diga que hable con su ex-suegra para que se haga cargo de su ex-novia. No sé hasta qué punto me quiere y entiende tanto mi mamá...



P/D: Mil, mil, mil perdones por no subir por tanto tiempo y por decir que iba a hacerlo por twitter y no lo hice. Me surgió un trabajo imprevisto que tuve que armar en la semana y se me complicó todo, perdón. Les recuerdo que me pueden mandar mails, escribir en Formspring, dejarme comentarios y mandar un tweet para tener un poquito más de charla. Les mando muchos besos y sepan que son lo más y los quiero!

domingo, 27 de mayo de 2012

Piró Carolina.

'Ah justo. Dejá, yo le abro. Vos sentate ahí y andá pensando bien qué me vas a decir'. Cuando abrí la puerta y me vio Marcos se le transformó la cara. 'Pasá, querido, pasá. Y vos también andá pensando qué excusa meter'. 'Pará gorda, no entiendo nada, ¿qué pasó? Me hacés salir del trabajo, me decís que venga para acá, te encuentro así, alterada. ¿Y los nenes? ¿Dónde están los nenes?'
'¿Ahora te preocupás por los nenes? Mirá, están en casa, le dije a mamá que los cuidara un rato, que tenía que salir. Ahora decime, ¿cómo es el segundo nombre de esta perra?' - le dije señalando a la otra boluda que no sabía qué hacer ni qué decir y estaba sentada en el sillón, nerviosa y tensa.
'¿Eh? ¡Qué sé yo cómo es el segundo nombre de ella! Es más, me parece que ni tiene'. Me dejó muda, esa respuesta no era la que yo me esperaba. Pero mantuve firmeza y le pregunté a la otra. '¿Tenés segundo nombre, vos?'
Miraba para todos lados, tenía los ojos llorosos y no sabía qué decir. Era bastante yegua pero cuando tenía que tener ovarios se escondía como una nena atrás de la mamá. 'N..nn..no,no,no, no tengo segundo nombre.'

Ahora sí que estaba perdida. No sabía para qué lado disparar. Me senté porque no entendía nada. Marcos dejó sus cosas en una silla y me trajo un vaso de agua. 'Mi amor, ¿qué te pasa? ¿Por qué estamos acá? ¿Te sentís bien? Explicame porque no entiendo nada..' 
'Pará..pará. Fue así: yo estaba limpiando la casa, ordenando un poco y ¿viste que siempre dijimos de no chusmear las cosas del otro? Bueno, no lo hice, pero, osea, estaba limpiando y abrí tu mesita de luz para acomodar un poco y encontré una carta con un beso que decía que se había enterado del nacimiento de los nenes y que se alegraba de que a Sol le hayas puesto así porque era el segundo nombre de ella - dije señalando - y lo firmaba Carolina'.
'Ahhhh, ahora entiendo. Pero ¿qué hacías vos entre mis cosas? ¿Qué habíamos acordado? Igual tenés que saber que esa carta sí me la mandó ella pero que no le dí ni bolilla porque me había enterado de que había tenido unos problemitas psicológicos, se estaba haciendo tratar y estaba medicada, ¿no es verdad Carolina? Creo que nunca pudo aceptar que yo haya rehecho mi vida, me haya casado y haya formado una familia. Sigue pensando que estoy enamorado de ella o que tiene alguna oportunidad de recuperarme o que cada cosa que hago, lo hago por ella, como el nombre de Solcito. Pero ella misma te dijo que no tiene segundo nombre, ¿no ves que está re loca?'
No sabía qué decir. Me quedé pálida y callada, con los ojos abiertos y sin pestañear. Lo único que me salió hacer fue mirarla a ella a ver qué decía al respecto. Y estaba llorando. Lloraba tapándose con las manos, y se hamacaba en la silla. Pedía perdón todo el tiempo y se tiraba de los pelos.
Con Marcos saltamos de las sillas y la agarramos, la tranquilizamos y le dijimos que la cortara, que se iba a lastimar y que se quede quieta, que la entendíamos. Le pedí perdón por la situación y que nunca pensé que tenía esos problemas, sino que los hacía de yegua que era nomás. También le pedí perdón a Marcos y le dije que la teníamos que ayudar, que no podía seguir así, algún remedio le teníamos que encontrar. Le reproché por no habérmelo dicho antes y cómo no me había contado nada. Me dijo que no pensó que era tan grave y no cayó en la cuenta de que estaba sola, vivía sola y no contaba con el apoyo de su familia, ya que ella no era de ahí y se las había jugado todas por su sueño de ser médica. Tampoco entendía por qué la había guardado en la mesita de luz, pero que eso no venía al caso y que ahora la teníamos que ayudar, que qué podíamos hacer.


Ahora resultaba que estaba ayudando a la mina que me había jodido tanto. Resulta que mi marido es un pan de Dios, pero medio boludo por haber dejado que pasen tantas cosas. ¿Iba a ser un acompañante terapéutica de la ex de mi marido?




P/D: Al final ganó la tecnología y me hice la cuenta de twitter. Es @malatendidablog y la voy a usar para contarles algún chismecito diario, avisar cuándo voy a escribir una nueva entrada y charlar con ustedes un poco más. Al que guste, ya me puede seguir y obviamente yo los voy a seguir a ustedes. Así que dejenmé sus cuentas que los sigo y nos chusmeamos un poco.
Muchas gracias por el aguante y espero que esto siga por tiempo indeterminado. Son mis amigos virtuales y me da felicidad haberlos encontrado. Muchos besos para todos, los quiero.

sábado, 5 de mayo de 2012

Tres son multitud.


Me quedé corta con la cantidad de puteadas que le lancé. Estallaba en bronca, la quería matar. ¿Por qué seguía jodiéndonos? ¿Qué buscaba? ¿No le habían quedado claras las cosas ya? Una desubicada emocional esta mina; ¿justo al otro día del nacimiento iba a mandar eso? Aparte Marcos nunca me había hablado de esta carta. Y además, ¿por qué la había guardado? ¿Se seguían viendo o escribiendo? ¿No la había frenado a seguir actuando así? ¿Me estaría cagando con esta hija de puta?
Tenía un montón de preguntas, pero nadie me las podía contestar. Salvo ella y él. Me daba asco pensar que se podían seguir viendo o manteniendo el contacto, o, peor aún, que me cague con ella. Tenía que resolver todo esto ya, de una vez y eliminar el problema de raíz.
Lo llamé a Marcos y le dije: ‘En media hora te espero en lo de Carolina. Sí, en lo de Carolina, y en media hora, pedazo de forro’. Y le corté. Me volvió a llamar pero no le atendí. Le pedí a mamá que venga al departamento y se quede con los nenes un rato que tenía que salir a hacer algo urgente y que iba a volver rápido. No me preguntó qué era lo que tenía que hacer ni le comenté nada de la puta esta.
Me bañé, me cambié, llamé un taxi y me fui para lo de Carolina directo, sin avisarle nada. Cuando llegué, le toqué timbre y me abrió ella. ‘¿Qué hacés gato barato? Hay unas cositas que tenemos que hablar vos y yo. Me parece que la última vez que hablamos no fue suficiente para vos, ¿no? ¿Por qué sos tan yegua? ¿Todavía pensás que podés tener algo con Marcos o ya lo tenés? No me digas nada todavía. Vamos a esperar a que llegue él también que le quiero ver la cara y escuchar lo que me dice. Sí, le dije que venga para acá así se termina todo de una buena vez’. Y sonó el timbre.

Fue el sonido que indicaba el inicio del primer round de esta pelea que no sabía cómo iba a terminar. Pero yo ya tenía los guantes puestos y el protector bucal; estaba preparada para recibir la primera trompada.

PD: ¡MIL DISCULPAS POR TODO ESTE MES SIN NOVEDADES! Estuve a un millón y no pude siquiera contestarles los mensajes que me mandaron y que tan feliz me ponen. Gracias por el aguante y espero no tener que esperar otro mes para retomar la historia. Ahora, se me ocurrió una idea y quiero compartirla con ustedes y me den su opinión. Ya que estamos en esta era tan tecnológica me parece una buena idea hacerme un twitter y tener contacto con ustedes por esa red social también. ¿Qué les parece? ¿Se copan? ¿Tienen twitter? ¡Espero sus opiniones!

martes, 6 de marzo de 2012

¿Cómo se te traspapeló el segundo corazón?

'La verdad que tuvimos muchos inconvenientes todos estos meses y nunca llegamos a un acuerdo entre los dos. ¿Nos dejan un rato hablando para que lo decidamos? Después él mismo va a ir a hablar con ustedes para que los puedan anotar y cumplir con todos los papeles.'

Nos dejaron solos. Yo estaba muy cansada pero igual tenía que resolver un tema demasiado importante como para poder descansar. Se barajaron un sinfín de nombres junto con todas los justificativos. Hasta se le ocurrió ponerle al varón Marcos para armar una especie de tradición que él mismo empezaría. Lo saqué carpiendo.
Al final de la charla llegamos a un común acuerdo: él elegiría el de ella, y yo el de él. Así fue como, finalmente, nuestros hijos tuvieron nombre: Sol y Gregorio.

Los abuelos y los médicos quedaron encantados con la decisión y en unas fichas médicas pudimos ver la primera documentación de nuestros hijos. Ella había nacido primero con una diferencia de 20 minutos con respecto a él. Ya me imaginaba las peleas que estos minutos iban a ocasionar más adelante, o las cargadas al respecto.
Tenía la familia ideal, estábamos para una foto cuando nos trajeron a los bebés y empezamos a mimarlos, acariciarlos y contemplarlos. Eran tan lindos...

Los médicos no se salvaron del interrogatorio que les empezó a hacer mi vieja. Salvo aquella primer consulta que es mejor olvidar, siempre me había tratado con profesionales de ese hospital, así que ellos tenían que saber todo del progreso del embarazo y de ¡cómo no se habían dado cuenta que eran 2!
Pensando un poco en frío, una vez nos habían advertido que nos íbamos a llevar una grata sorpresa el día del parto, pero eso no decía nada, nunca lo habíamos tomado por ese lado. De todos modos, nos tendría que haber informado, por más sorpresa que sea.

Siendo sincera no me había echo todas las ecografías que debería, pero de todas formas me explicaron que en las que me había realizado no se pudo distinguir el otro bebé porque estaba escondido detrás del que se veía. En todas, la que siempre se vió fue a Sol, menos en aquella que se vio la 'sorpresa'. Además, esa fue la única vez que me atendí con ese tipo, en las otras siempre fueron con mujeres y no pudieron detectar al segundo corazoncito latiendo.

Al final parece que Grego iba a ser bueno jugando a las escondidas porque no lo habían descubierto ni los doctores.

Ahora no tenía más motivos para dejar de sonreír, me sentía plena, en mi mejor momento, rodeada de las personas que me hacían feliz y con 2 bebés en brazos que ya me habían cambiado la vida. ¡La pucha que vale la pena ser mamá! ¡¡¡Y más por dos!!!

viernes, 24 de febrero de 2012

Ahora somos mamá y papá

Ahí nomás me sacaron al primero y empecé a hacer fuerzas para que salga el segundo. El cansancio que tuve al final de todo eso es inimaginable, pero tuve la mejor recompensa del mundo. Dos criaturitas que sostenía con mis brazos que recién llegaban, pero ya me habían cambiado la vida. La sensación de ser madre es lo máximo, te sentís inalcanzable y como que todo lo demás deja de tener valor. Adquirís el coraje suficiente como para afrontar cosas que nunca pensaste que ibas a poder afrontar y tomás una posición con respecto a la vida totalmente diferente. Es una coraza que impide que cualquier cosa te pueda afectar y a pesar de la baba, los pañales, los mocos, las toallitas desinfectantes y los llantos, estás feliz porque ellos te hacen feliz.

Marcos no tuvo tiempo de reaccionar. Estaba duro. Yo le pedía que me ayudara y al final se terminó poniendo las pilas. Hagan de cuenta que había parido a 3, porque este estaba sucio, vomitado y encima lloraba. Cuando salieron los doctores y le dieron la noticia a mis viejos, el grito que dió mi vieja hasta yo lo escuché que estaba en la habitación, así que imaginensé. Realmente iba a cambiar a toda la familia y a partir de ahora nos íbamos a manejar de otra manera. Ahora todo se iba a multiplicar por dos: esfuerzos, llantos, gastos, etc. pero también la alegría de ser madre por partida doble. Me afrontaba a un gran desafío: criar mellizos. Pero me sentía preparada para eso y mucho más. Además no estaba sola, lo tenía a Marcos, que a pesar de ser infantil y mandarse sus cagadas sabía que con la llegada de los babies iba a dejar de hacer esas tonterías y que iba a ser un gran padre.

Fueron dos: un nene y una nena. Primero nació él y después ella. Se iban a cuidar tanto.. Ya me lo imaginaba a él bien guardabosques y a ella toda una reina seductora. Se iban a amar tanto y se iban a acompañar en todo momento. Ella lo molestará a él, le mirará los amigos y pelearán por ver fútbol o dibujitos en la tele. Ella no se va a querer ensuciar y él volverá embarrado hasta la cabeza de la cancha. Armaré té con galletitas con princesas y jugaré carreras de biciletas con él.

Lo miré a Marcos y le dije: 'Ya está. Lo hicimos. Estoy tan feliz..Te amo'.

Al ratito volvieron los médicos y nos dijeron: '¿Y? ¿Cómo están mamá y papá? ¿Cómo se van a llamar los nenes?'
Nos miramos con Marcos. Serios los dos: todavía no teníamos los nombres de nuestros hijos.



Ustedes ¿cómo piensan que se llaman? ¡La encuesta está abierta!

martes, 14 de febrero de 2012

Se nos adelantó el bebé: ¡Rompí bolsa!

'No, no lo perdiste..pero vamos a tener que adelantar el parto, porque no fue una pérdida normal, rompiste bolsa. Según el registro, vos tenías fecha para el 14 de febrero, ¿no?. Bueno, vas a ser madre un poco antes, el primero de enero'

Todos se callaron y miraron al doctor sorprendidos. Aparentemente no era la única que había pensado que lo había perdido. Como en las películas, pasaron todos del llanto a la alegría y empezaron a gritar eufóricos y ansiosos con la noticia.
Me tranquilicé por un segundo. Pero después me dí cuenta que estaba por ser mamá. También me pregunté si el bebé estaba preparado para salir, si se había terminado de formar o si habría algún problema. Después de todo, iba a ser ochomesino.
Los doctores me informaron que no había ningún problema, el cuerpo estaba formado y todos los órganos bien diferenciados. A lo sumo, no habría terminado de crecerle el pelo, las pestañas o uñas, pero luego le desarrollarían. Nada de qué preocuparse. Aparentemente.

Marcos estaba paralizado, duro, no se movía ni decía nada. De pronto empezó a gritar y a querer controlar todo. Lamentó no tener una grabadora para poder tener el recuerdo de ese hermoso momento que estábamos por vivir. Se abrazó a mis viejos y ellos lo sacaron carpiendo por el olor que tenía, realmente era asqueroso.

Me sugirieron hacer una cesárea, pero me negué rotundamente. Siempre había soñado con el parto natural, así que no quería nada raro, ni peridural; no quería ver agujas ni pastillas, nada. De haber podido hasta lo hubiese echo en casa, pero en ese momento no estaba para imponer condiciones. Sólamente que respeten mi decisión. ¡Si había que sufrir y hacer fuerza, lo hacemos carajo!

Me secaron la cara, me abrieron las piernas, me prepararon todo y echaron a todos de la habitación. Se vació la pieza, sólamente quedaron un par de médicos y enfermeras. Marcos pidió quedarse, quería presenciar el parto de su hijo. Mis viejos esperaron afuera.

Arrancó tipo 6 y media de la tarde y me acuerdo cada segundo. Todavía tengo las imágenes guardadas en mi retina. Creo que nunca hice tanta fuerza como ese día, creía que se me iban a salir los órganos. Afortunadamente no pasé vergüenza en algún exceso de fuerza ni se me escapó nada que no tenía que salir. Marcos me agarró de la mano y me incitaba a seguir, que iba bien y que estábamos a punto de hacer el gran cambio de nuestras vidas. Me repetía incansablemente que era una mujer con todas las letras y que me amaba. Yo puse en práctica los ejercicios de respiración pero no me sirvieron para nada.

'Pujá, pujá, dale que ya sale. Venís genial, un poco más, ¡ahora!' - eran las palabras del doctor.
'Ya salió la cabeza, vamos que ya está, dale, un último esfuerzo, ¡vamos!' - a lo que yo contestaba con un ¡¡¡¡AAAAAH!!!! que se escuchaba hasta el pasillo.

Cuando salió sentí que me había pasado de mambo y había largado lo que no tenía que largar, ustedes entenderán. Pero cuando escuché el llanto, me relajé y sonreí como nunca. Fue la mejor sensación del mundo, incomparable con cualquier cosa. Lo miré a Marcos y él me susurró 'ya está, somos mamá y papá ahora. Te amo'.

En medio de los aplausos y la llenada de besos que le dimos al bebé, nos interrumpió el grito del doctor: '¡Opa, opa, opa! Parece que esto no terminó acá. Se viene la segundaaaa, aro aro aro'.

jueves, 2 de febrero de 2012

Todo se va a la mierda

Me vio la mano y se le abrieron los ojos como dos platos. Entré en pánico y me largué a llorar. Parecía que nos tenían que pasar cosas así para que reaccionemos y paremos un poco con tanta locura. Siempre pasa lo mismo. Tiene que pasar lo peor para que uno tome magnitud de las cosas importantes y de lo que puede perder si no se saca el pie del acelerador.

Se puso un calzoncillo y una bermuda, ni pensamos en el vómito, el aliento, los dolores de cabeza ni el estado en el que estábamos. Descalzo salió a pedir el ascensor y, mientras lo esperaba, me vino a buscar y me levantó en brazos, tipo Tarzán con Jane.

Yo no paraba de llorar y gritar. 'Lo arruinamos todo, Marcos. Nos fuimos a la mierda, lo perdí. ¡Qué pelotudos que somos, mirá hasta dónde llegamos!'. Él no decía nada, ni me tranquilizaba ni me transmitía paz, estaba en shock también.

Me subió al auto y a toda velocidad me llevó al hospital. Entró a los gritos, conmigo a los brazos, diciendo que tenía una pérdida y pidiendo un doctor. Los doctores ya nos conocían y vinieron a ayudarnos enseguida. Yo llegué desmayada. Entre el stress, susto, cansancio y el shock no aguanté y perdí la conciencia. Eso lo asustó más a Marcos y entró en la habitación junto con la doctora. Me recostaron en la camilla y me empezó a revisar. Marcos salió y se fue al baño, a acomodarse un poco y tener la cabeza ocupada en otra cosa.

Cuando desperté me encontré con un par de doctores cuchicheando entre ellos y viendo papeles y estudios, muy serios. Al lado mío estaban mis viejos y Marcos, que estaba llorando, acariciándome. Eso me puso en alerta, porque para que Marcos llorara algo grave tenía que pasar. Mi papá la abrazaba a mi vieja, que también estaba llorando. Yo no entendía nada y empecé a preguntar qué había pasado y porqué estaban todos así. En un susurro Marcos me decía que no pasaba nada, que estaba todo bien. Obviamente no le creí, en ese estado no me podía decir que estaba todo bien.

Un médico tomó la palabra y me empezó a dar un sermón y explicar cosas que no entendíamos. Yo me imaginaba lo peor, que lo había perdido y también me había jodido algo adentro. Sentía dolores en el vientre, una molestia muy grande y me llevé las manos directamente. Marcos decía todo el tiempo que era todo culpa suya y me pedía perdón.

Me saturé. Recién me levantaba y me dolía la panza, sentía que había perdido a mi hijo. Tenía un grupo de doctores adelante que me hablaban de cosas que no entendía y no me aclaraban nada. Mis viejos llorando al otro lado y Marcos echándose la culpa y pidiéndome perdón.

'¡Carajo, basta. Sean claros y díganme qué pasó de una vez!. ¿Lo perdí? ¿Eh? ¿Lo perdí? Díganmelo de una vez, por Dios'

sábado, 31 de diciembre de 2011

Balance de fin de año

No puedo cerrar este año sin hacer el tradicional balance. Parece automático, pero cuando llega el final de año es inmanejable la necesidad de hacer un balance, mes a mes, de todo lo que te pasó. Sin pensarlo ni por un segundo tengo que decir que fue absolutamente positivo. Con el sólo hecho de bajar la mirada a la panza me basta para confirmarlo. No hay mejor regalo, ni mejor año ni mejor sensación que la de llevar a tu hijo en la panza y ser desde el día 1 la responsable de todo lo que le pase. Es tanto el amor que te genera ese ser que la vida te cambia por completo desde el día en que te enterás. La familia cambia, los tratos, la mirada, y hasta la manera en que uno sale a la calle. Te sentís protegida, terrenal pero flotando, los problemas cotidianos quedan en un segundo plano.

Si me siento y me pongo a recordar las cosas más importantes de ese año que se iba no podía descartar a la doctorcita gato, el accidente de Marcos, los primeros meses del embarazo, mi ataque esquizofrénico del quinto mes y demás disgustos que tuve que afrontar. Fue sin dudas un año de mucho aprendizaje, madurez y cambios personales y de personalidad. Entendí por dónde tengo que seguir mi camino y desistí de aquellos rasgos juveniles e inmaduros que todavía mantenía. Valoricé la reunión familiar, la salida con el amigo y las noches en pareja. Aprendí dónde tengo que descargar toda mi energía y en qué cosas realmente importantes tener la cabeza ocupada. Me rompieron esa cajita de cristal en la cual estuve viviendo por más de 20 años y fue de un piedrazo que rompió todo, no se fue cortando de a poco. De repente me encontré madre, esposa, hija y amiga. Pude mantenerme firme en un hospital y luché por lo que creía mío. Conseguí administrar mejor mis gastos y comprendí que a pesar de las distancias y todo lo que pueda suceder, la familia está siempre que la necesitamos.

Me arrepiento. Me arrepiento de haberle causado daño a mi hijo en sus primeros estadíos de vida. De haberle provocado tantos problemas y preocupaciones a Marcos, mi familia y mis amigos. De no haberme dado cuenta antes de cómo son realmente las cosas y cuál es un verdadero problema y cuál una simple controversia.
Me arrepiento de no agradecer lo suficiente ni demostrar la felicidad y plenitud que siento día a día. De no responder de la manera en que actuaron conmigo y de haber disfrutado tan poco de los buenos momentos. Me arrepiento de haberle dado tanta bolilla a la pelotudez que me rodeó.

Agradezco. Agradezco a todos los que me acompañaron en el año e hicieron de mi un buen alumno que aprendió sus lecciones. A la vida por darme el don de ser madre y poder compartirlo con el amor de mi vida y la mejor familia que me pudo tocar. Agradezco la paciencia de mi marido, la templanza de mis viejos y la sensibilidad de Laura. Gracias a todos los que no se lo dije lo suficiente y sobre todo al bebé, por hacerme tan tan feliz.

Que al momento de levantar la copa y brindar con la familia sientan todos la misma felicidad que sentí yo en ése chinchín del 31. Ése es mi deseo para ustedes.

Infinitas gracias a ustedes, lectores, a los cuales no me canso de agradecer por seguir y seguir leyendo a esta loca disparatada que lo único que hace es quejarse de todo. Muchas gracias, ustedes también me hacen feliz. Los quiero y ¡muy feliz 2012!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Querido Papá Noel

Con las copas en alto dijimos los últimos deseos para ese año que se iba. Estábamos listos para renovar las energías y afrontar otro nuevo año, que pronto comenzaría. Agradecimos estar todos juntos, sanos, unidos, en la dulce espera de un nuevo integrante. Y brindamos, chochos de la vida, uno por uno nos saludamos deseándonos lo mejor y diciéndonos cuánto nos queremos.

Conociendo a Marcos no me extrañó lo que hizo. Sólo él sabía de ésto. En medio del brindis, cuando se empezaron a escuchar los primeros fuegos artificiales, él se fue adentro de la casa de mis tíos, donde estábamos festejando Navidad, y después de un rato salió disfrazado de Papá Noel. Imaginensé las carcajadas de todos ante ese trucho Papá Noel que venía, para colmo, sin regalos. O eso creíamos.
Salió corriendo a la calle, gritando como un loco, parecía borracho, y empezó a saludar a todos los vecinos, deseándoles feliz navidad y haciendo el típico 'jojojo' a todo el mundo. Nosotros nos reíamos y avergonzábamos al mismo tiempo. Afortunadamente los niños de la familia ya conocían el verdadero origen de los regalos y no se llevaron ninguna decepción.

Todo venía genial, ya estaban preparando las copas con helado para todos y los chicos ya estaban abriendo las garrapiñadas, cuando Papá Noel nos trajo el regalo. Típico de Marcos, se quiso hacer el gracioso y esta vez le salió mal. Agarró una de esas bombas de estruendo, pero de las potentes y se fue al medio de la calle. La prendió y empezó a jugar, dando vueltas, saltando, haciéndose el valiente. Al principio nos reíamos, pero mientras pasaba el tiempo y veíamos que no la tiraba, le empezamos a gritar que la tire, que no sea boludo, que se iba a lastimar.

Pasó todo en un segundo. La bomba de estruendo explotó, pero Marcos no llegó a tirarla. Salimos corriendo al medio de la calle a los gritos, los vecinos se acercaron y alguno se avivó y llamó a la ambulancia. La felicidad se fue a la mierda y tuvimos que salir todos corriendo al hospital más cercano. Los chicos se largaron a llorar y mi abuela estuvo a punto de descompensarse. Así como estábamos dejamos todo y salimos.

Mientras las familias disfrutaban de la fiesta en paz y tranquilos, yo cruzaba media ciudad para curar a mi marido. Me esperaba lo peor. ¿Y si le había dañado alguna parte importante? No podía ver nada, entre el traje de Papá Noel y las manos negras de él no distinguía las heridas. Tampoco me dejaron mirar mucho, dado mi estado y en las circunstancias en que había pasado todo. Me acompañaron mi viejo y Joaquín, mi primo. No paraba de putearlo y preguntar cómo estaba él.
Llegamos, corriendo encontramos un médico y le contamos lo que había pasado. Ahora sólamente quedaba esperar...

miércoles, 31 de agosto de 2011

Jojojó, ¿feliz? navidad.

Pan dulce, sidra y ensalda de frutas. Pollo, pan y gaseosas. Confites, maníes y budín. Golosinas, helado y sandwiches de miga. La mesa estaba repleta de comida y una mesa larga tan habitual como encantadora nos estaba esperando, irradiaba luz. El mantel rojo a cuadros resaltaba con los platos blancos y limpios, relucientes de limpieza, esperando a ser manchados con la mayonesa de ave que los chicos iban a disfrutar.
No pude evitar hacer un balance del año que estaba terminando y que había vivido con tantos altibajos. Pasé de la alegría al llanto como de la tristeza a la felicidad. Hice todo lo que podía hacer y me pasaron las mejores cosas que me podían pasar. Sufrí, salté, corrí, bailé, salí, y me convertí en futura mamá. Quedaba mejor regalo que ese para Navidad?

La fiesta que más me gustaba celebrar estaba a punto de empezar. Me acordaba cuando con Marcos armamos el arbolito y decoramos la casa, igual que todos los años, pero esta vez era 'nuestra casa'. Ahí íbamos a pasar el resto de nuestra vida y era en ese lugar donde nuestro/a hijo/a viviría, junto a nosotros.
Como todas las navidades, en mitad de la cena dejo de comer y los miro a todos, uno a uno y sonrío con cada uno recordando las cosas que vivimos juntos durante ese año. Es un secretito mío, nadie lo sabe ni lo nota. Mis ojos giran y saltan de silla en silla, rebosantes de ansiedad sabiendo que en la próxima habrá una sillita más y nuevos recuerdos van a aparecer, los mejores seguramente.
La música sonaba de fondo, dándole el toque especial al clima que estábamos viviendo. El calor nos estaba sofocando a todos, pero la brisa que corría por las calles nos refrescaba un poco el cuerpo. Niños corrían por las calles con estrellitas y tirando algunos cuetes, festejando la tradicional fiesta.
No podía faltar el momento de las lágrimas con el brindis, previo a la medianoche, en el cual cada uno expresaba algunas palabras para todos, alzando la copa y dejando escapar un dejo de nostalgia por otro año que se iba. Sin lugar a dudas es la fiesta más familiar de todas y, en especial a la mía, nos encanta compartirla juntos, unidos como nunca podemos en el año.
Tías, tíos, sobrinos, abuelos, ahijados, padrinos, madres, padres e hijos hacen de mi familia el mejor refugio que puedo tener en el mundo y los tenía ahí a todos juntos, disfrutando un poco de cada uno.

Sin embargo y para arruinar una noche perfecta, la tragedia nos dio una visita cuando llegó el turno de gritar 'FELIZ NAVIDAD'. ¡Qué regalo te mandaste Papá Noel!

sábado, 30 de julio de 2011

Relax.. ¿relax?

Me lo tomé con calma, ya bastante movido había sido todo hasta ese momento. Pero parecía haber más. Las sorpresas nao tem fim. Por supuesto que lo primero que preguntamos era si estaba todo bien, no me podía perdonar si algo de lo que había hecho hubiese perjudicado al baby, pero por suerte todo seguía normal.

Me agarró otro ataque de locura, pero esta vez del bueno: preparar la pieza del bebé. Quizás quedarnos sin living, reducir el espacio del balcón, pero el bebé tenía que tener su lugar. Si bien el departamente no es demasiado grande como para agregarle una pieza, 4 paredes y un techo propio tenía que tener nuestro hijo/a. Así que me puse en plan de albañil y salimos a buscar personas que nos ayudaran con los materiales, las medidas, y que se pongan los sombreros de papel con forma de barco con nosotros.

Brocha en mano, me dediqué a los rincones, los detalles, los colores y la iluminación. Instalamos cuna, armario, luces y hasta una mesita con silla. La verdad que, por ser improvisado, quedó bastante lindo. Por supuesto que nos trajo unos buenos dolores de cabeza y sentíamos como la plata se gastaba tan rápido y en tal cantidad. Eso era otro tema. Yo sin estar trabajando y las cosas de bebés que tenían los precios por las nubes, sumado a la construcción de la piecita. Por suerte los abuelos, amigos, madrinas y padrinos que se sumaron ayudaron en todo sentido y eso se los voy a agradecer siempre. La fecha se nos venía encima, estábamos entrando en diciembre y la ansiedad se incrementaba tanto como la alegría. Empezaron a aparecer las decoraciones navideñas y los arbolitos adornados, síntoma de la inminente navidad, fiesta que tanto me gusta celebrar. No paraba de sonreir y llorar al mismo tiempo, la sensibilidad la tenía a flor de piel, estaba en la cima de la felicidad.

Pero como no todo es felicidad Marcos me enfrentó con la realidad de frente: 'Gorda, tenemos problemas económicos. Vení, sentate.'

domingo, 19 de junio de 2011

Cambios de actitud: cuando la desesperación suplanta la alegría.

No me dejé de tocar la panza por lo menos por 3 horas. Estaba como excitada. Realmente la fantasía de niña se hacía realidad. Nada de globos, almohadones o camperas enrolladas: tenía un bebé adentro mío, formándose, gestándose. Estaba dando vida. Una vida que iba a cambiar la mía, que me iba a llenar de alegría, orgullo y preocupaciones. Una vida que dependía de mí, de lo que haga, no haga, le enseñe o le dé de comer. Una vida que todavía no sabía si iba a jugar a las muñecas o con los autitos y llenarse de barro. Una vida que pasar a buscar por el colegio y revisarle la tarea, que le iba a tener que pegar algún grito cuando se mande una macana y que iba a llorar con la tormenta. Una vida que me va a acompañar en todo momento y que me va a pelear cuando sea adolescente. Será punk? ateo? biker? científico? ciclista? profesor? albañil? rockero? pintor? soñador? creativo? tímido? tendrá problemas? nacerá bien? Miles y miles de preguntas se me cruzaban por la cabeza y no era capaz de responder siquiera una. La ansiedad y la adrenalina me exhaltaban por las noches y a veces terminaba llorando inconsolablemente justamente por este miedo, esta incertidumbre. El solo hecho de pensar que en cierto punto todo iba a depender de mí me ponía nerviosa, inquieta, indomable.

A partir de que noté el crecimiento en la panza empezó la época más difícil en cuanto a lo psicológico. Noches y noches enteras leyendo de maternidad y asistiendo a charlas y hablando con madre del tema. La desesperación para que esté todo bien me llevaba al insomnio y me dejaba sin uñas. Marcos intentaba tranqulizarme, decirme que así era peor y no entendía por qué estaba así. Buscaba maneras de ayudarme, hacerme entrar en razón de que estando así iba a provocar yo misma lo que quería evitar a toda costa. La salud del bebé me preocupaba siempre. Dejé toda clase de comida grasa y no-recomendada por el médico. Bajé kilos que no tenía que bajar y eso me descontroló.

Mario, Laura, mis viejos, mis suegros y los médicos me repetían y repetían que tenía que bajar unos cuantos cambios o sino le podía llegar a pasar algo al bebé. Dejé de trabajar, me instalé en mi casa, esperando que se cumplan los 9 meses. ¿Qué habrá sido lo que me llevó a semejante cambio de vida? El instinto maternal se había traslocado y, si seguía así, la cosa no iba a terminar nada bien.

domingo, 3 de octubre de 2010

De los fiambres al baño hay cientos de bocados.

Marcos salió tentado de la pieza, pero lo hice calmar para que no se creara una intriga de saber qué había pasado y terminaran todos sabiendo que el primo Julián, 'el gordito' había sido mi primera vez. No quería quilombos familiares justo esa noche.

Y arrancó la fiesta y había música y mucha, pero mucha comida. Canapés, pionono, sandwichitos, jugos, gaseosas, vino y cerveza. Papas fritas, chizzitos, palitos salados, maníes, jamón, queso y ¡fiambres!. Esa bandeja llena de mortadela, aceitunas, bondiola, salchichón primavera, salame picado grueso y fino y.. ¡la cerveza la tenía que dejar para dentro de 7 meses!.

Comí. Mucho. Y me empaché. No sé cómo habrá seguido la fiesta, no sé qué me habrán preguntado las tías jocosas y no me acuerdo qué me habrá sugerido mi vieja esa noche; si comiera menos, si saludar al tío Mario sería correcto. No sé qué novedad me habrá traído Laura de su trabajo ni qué chistes de Marcos habré festejado.

Lo que sé, es que ese empacho no me lo olvido más. Cómo será que desde la tabla de fiambres al baño y la cama no me quedó un solo recuerdo, mas que el de estar arrodillada, con la cabeza adentro del inodoro, tosiendo y respondiendole a decenas de harcadas que querían largar tanto pan, tanto arrollado, tanto ají, tanto.. TANTO.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Grande má

'¡Felicitaciones!' - fue el recibimiento unísono de todos apenas abrí la puerta. Había sanguchitos, canapés, gaseosas y champagne. Estaba todo acomodado, bien iluminado y ordenado. Era una celebración por mi embarazo.

Los ví a mis viejos, a Rosa, a Laura y a Marcos. A amigos de la familia y del trabajo de mi flamante marido. Los ví a todos y todos me vieron a mí.

Enseguida cambiaron la cara cuando apareció por atrás mío Julián, mi primo. Julián, un flaco desconocido para algunos. Julián, mi primera vez.

Al primero que ví fue a Marcos y la sonrisa se le desdibujó al instante. La cara lo decía todo.



¡La que me esperaba!

domingo, 13 de junio de 2010

¿Vieron que tenía razón?

'Pero.. es tu espacio, yo no te quiero invadir, ¿estás seguro?' - le dije.
'No me molestás para nada mi amor. Aparte es grande y yo ya me aburro un poco cuando llego y no tengo más que el televisor para que me escuche.' - me dijo mi marido.
'What? ¿Le hablás al televisor? No, definitivamente no me puedo ir a vivir con un tipo que le habla a su televisor' - y nos reímos.

'Decile que sí nena que me queda cerca de casa y puedo ir cuando quier.. digo, cuando necesites algo urgente.' - ya me imaginaba a Matilde interrumpiendo nuestro sexo, tocando el timbre con una docena de empanadas a la noche, dispuesta a quedarse a cenar con nosotros.

Se sumó Rodolfo, que parecía haber asumido que 'la nena ya creció' y disfrutarlo tanto como nosotros. Y entre los 3 me convencieron. Así que esa misma noche empezamos a abrir valijas y vaciar roperos. Abrir cajas y vaciar cajones.

'Eh.. ¿hace falta que llevés esto?' - me dijo Marcos con una caja llena de cartitas y regalitos y todas esas cosas de la infancia.
'Por supuesto. Vos lo decidiste así, ahora jodete' - y lo besé.

Quedaron un par de cajas por llenar ese día, pero cuando entré al departamento de Marcos y lo etiqueté como 'mi nueva casa' supe que habían habido muchos cambios en poco tiempo y pocas cosas aclaradas.
El hecho de ser mamá me había cansado un poco más de lo habitual y me senté y prendí la tele.

'Amor hoy cocinás vos, no?' - le grité a Marcos que estaba en la pieza. '¡Mirá que tengo un hambre!.
Me miró de mala gana.


Primer problema de convivencia en puerta.

viernes, 11 de junio de 2010

¡Así que van a ser abuelos!

Tosió un buen rato hasta que se le acomodaron las ideas.

'¿Cómo que embarazada?. ¡Y no nos dijiste nada!. ¿Vos Matilde sabías algo de ésto?' - dijo Rodolfo en un tono sorprendido y como quejoso.

'N..no..nono, tampoco' - Matilde in shock.

'Bueno, ahora se los estamos contando. ¡Estamos re-felices! ¡Así que van a ser abuelos!' - les dije para cortar un posible cercano reproche.

'Ah no, ahora esperame que voy a buscar la maquinita y lo castro a éste' - Rodolfo in shock.

'Tarde suegro, jajajajaja, no mentira. Quédese tranquilo y alégrese, ¡va a ser abuelo!' - y todos nos reímos.

Nos abrazaron, nos felicitaron y se pusieron tan contentos como nosotros. Ahora había formado una familia y tenía un hombre que me iba a cuidar y un bebé en camino que iba a ocupar todas mis prioridades. Todo estaba viento en popa, con la familia unida, un bebé en camino, con un hombre al lado. Casada y con hijo.

Les comentamos la anécdota con Rosita y salimos de rotation por las inmobiliarias.
Estuvimos recorriendo todas y como ninguna nos parecía 'la' casa o 'el' departamento, Marcos, siguiendo con sus propuestas y sacando conejos de galeras me dijo:

'Pero, ¿cómo no se nos ocurrió antes?. Yo vivo solo. Gorda, ¿querés que vayamos a vivir los 3 a mi departamento?.'

martes, 8 de junio de 2010

¿Para 3?

Entramos, subimos al ascensor y nos dimos unos besos melosos. Saqué la llave y entré a casa.
Como eran ya las 4 y media, hora reglamentaria de merienda en casa, mi mamá estaba esperando que se caliente el agua de la pava, comiendo unos bizcochitos y mirando el noticiero.
Nos vio entrar y nos saludó cayándonos por un 'terrible accidente en Panamericana'.

'Ma, te aseguro que lo que te venimos a decir va a ser más importante que el terrible accidente en Panamericana' - le dije en tono de chiste. Marcos me miró y sonrió. Nos agarramos de la mano.
Matilde se dio vuelta enseguida y nos escuchó con un bizcocho en la mano:

'¡Nos vamos a vivir juntos!' - gritamos al unísono.

Mi viejo, que se estaba afeitando en el baño corrió con la toalla en los hombros y la espuma en la cara, con la maquinita en la mano. Lo miró a Marcos.

'¡Más vale que la cuidés a mi nena porque te arranco los huevos con esta maquinita, eh!' - Rodolfo, siempre Rodolfo.
A Marcos le habrá parecido un gran dolor porque le dijo: 'Pero sí suegro, quédese tranquilo'.


El agua ya estaba a la temperatura justa así que la escena que siguió fue la de nosotros 4 tomando unos ricos mates dulces con bizcochitos, planeando la visita a las diferentes inmobiliarias de la ciudad y viendo qué era lo que nos convenía más.

'Sí, ahora necesitamos lugar para 3, así que lo mejor va a ser..' - comentó Marcos.

Mis viejos se miraron. '¿¿¿Para 3???'

'Ah, cierto que no les dijimos nada. ¡Estamos esperando un bebé!' - les dije con una sonrisa enorme en la cara.

Mi viejo se atragantó.

sábado, 5 de junio de 2010

Aliento de mono de zoológico

- Te parece? No es muy pronto? - le pregunté un poco insegura.
- No gorda, yo estoy completamente seguro que sos vos la mujer con la que quiero despertarme a la mañana - me dijo, enamorado.
- Y oler el aliento de mono de zoológico que tengo? Mirá que siempre odiaste los malos olores Marcos - se notaba que quería huir?.
- Estoy dispuesto a bancarme cualquier cosa, yo ya te elegí - me moría del amor.
- Pero.. - intenté.
- No, basta - me interrumpió. - No acepto un NO como respuesta, así que ésta misma tarde salimos de inmobiliaria en inmobiliaria a buscar el elegido. -
- Pará, pará, está bien, pero antes vayamos a lo de mamá que no sabe nada del bebé y de paso le damos también ésta noticia - La familia es lo primero.
- Bueno está bien, te amo. -
- Yo más mi chancho. -

martes, 18 de mayo de 2010

¡No me viene! II

Había sido mucho por un solo día, así que decidimos dejarlo para el siguiente. Ésa noche llegué a mi casa sola, aparentemente con cara de preocupada porque mis viejos me preguntaron todo el tiempo qué me pasaba o si estaba bien. No me acuerdo qué excusas habré inventado, lo que sí es que yo estaba absorta en mis pensamientos y me imaginaba lo que podía llegar a pasar al otro día.

Si el cosito (siempre me dio cosa nombrarlo) mostraba una sola línea, todo estaría bien, normal, encontraría placer en la rutina por primera vez y lo olvidaría.

Si el cosito mostraba dos líneas cambiaría mi vida, totalmente. No más salir, no más irresponsabilidades, no más momentos sola y en las fotos con Marcos seríamos 3, no 2. No más llegar a cualquier hora ni autodependencia. Habría alguien más en mi vida, alguien tan o más importante que cualquiera de mis familiares o amigos.

'¿Qué se sentirá tener un hijo?'.

Mi adolescencia extendida y mi 'vida-loca' llegarían a su fin. Ya lo dije, un cambio total y absoluto.

Me costó dormir esa noche y al otro día me levanté tensa. Afuera era un día nublado y desde el balcón se podía ver cualquier escena típica de un otoño en la ciudad. Todos continuaban con su vida habitual, corriendo atrás de sus problemas o paseando y dándole de comer a palomas o perros que se cruzaban. Y me imaginaba en la misma situación, con Marcos y mi hijo/a...

Mejor la mente en blanco y salir en busca de la respuesta. Laura, mi fiel compañera, llegó puntual a casa y con la excusa de dar una vuelta, salimos.

El farmacéutico estará acostumbrado a vender 'cositos' porque lo entregó como una aspirina cualquiera. Claro, en ese coso no estaba la respuesta de su vida!

Entramos al shopping y corrimos al baño. Entré, hice lo que tenía que hacer y Laura contó el tiempo. No quise ni mirarlo durante los minutos que tuvimos que esperar y cuando se cumplió la hora abrí los ojos. Laura estaba al lado mío, mirando atentamente qué cantidad de rayas había. Tenía los ojos abiertos bien grande y la boca entreabierta.

Y su respuesta fue..