Era el colmo. ¡No se rendía nunca la muy tontita! ¿Se pensaba que todavía tenía chances? ¿Qué la motivaba a seguir jodiendo a esta mina? ¿Será masoquista? O peor: ¿Marcos la ilusionará, se hará el galán o estará también con ella?
'¿¡CÓMO QUE QUIERE VENIR PARA ACÁ!? ¡Es pura provocación! Está buscando que la deje pelada. Pero me busca, me busca y me va a terminar encontrando. ¿Y acaso con motivo de qué piensa aparecer?' - gritaba, mientras pensaba que no tenía respiro ni a fin de año.
'No sé, me dijo eso nomás' - dijo, haciéndose el que no entendía nada. Con una mano sostenía el celular y con la otra, enyesada, se agarraba la cabeza como diciendo qué quilombo se me viene.
Me arreglé un poco; no quería dar más imagen de loca de la que ya tenía. El calor me tenía irritada y transpiraba como si estuviera abajo del sol y eso me ponía de peor humor. Sonó el timbre y le grité a Marcos: 'Dejamelá a mí, yo la atiendo'
Ustedes me dirán si no es ridícula. Apareció con un cartel bien bochornoso y escrito en neutro que decía: ¡Recupérate, compadre! repleto de sonrisitas y corazoncitos tapándose la cara y cuando escuchó que se abrió la puerta gritó ¡HOLA! con esa cara de boluda, mostrando todos los dientes y haciéndose la simpática, medio payasito, con un capri gastado y una remera verde que se le notaban todos las bolitas de tela de lo usada que estaba. Yo, al lado de ella y con un crío en las entrañas, era una lady. Me quedé boquiabierta, con el picaporte en la mano, y al segundo me empecé a reir. No puedo estar insegura con una mina así. Aparentemente venía con ánimos de amiguita, nada de calentar ninguna bragueta ni mostrar escotes veraniegos.
Cuando se dio cuenta que era yo, le cambió la cara y pidió perdón, avergonzadísima. Yo disfruté tanto su ridiculez que me sentía con ventajas ante la situación. Le dije de mala gana que pasara y le agarré el cartel ese de lástima. Ahora quería verle la cara a Marcos y ver qué decía, cómo la miraba y qué actitud tenía ante ella, si me iba a besar, demostrar que éramos una familia y le marcaba bien la diferencia, dejando en claro el papel que jugaba cada uno en esta historia.
El muy goma no decía nada, tartamudeaba, se acomodaba la ropa, típicas señales suyas cuando está nervioso, incómodo. Los dejé solos, para que charlaran y me fui a la cocina a escuchar todo atrás de la puerta. Obviamente dejé un espacio por donde chusmear lo que hacían. Me hice la divina y les traje té con galletitas y me senté al lado de él y lo abrazaba, me tocaba la panza, le hacía tocarme la panza, tiraba comentarios al estilo "mujer radiante" y hacía de cuenta que la vida me sonreía.
El motivo de la visita fue el susto que se llevó cuando en el hospital se enteró de lo del famoso Papá Noel accidentado y cuando leyó el historial, no lo podía creer.
'Decí que no fue nada, pero me agarró un miedo cuando ví tu nombre ahí Marqui, te juro no lo podía creer' (¿Marqui? ¡Hacete lavar el culo, pelotuda!) 'Así que apenas pude me vine para saber si necesitabas algo, después de todo lo que vos hiciste por mí, lo mínimo que puedo hacer es ofrecerte mi ayuda por si necesitás algo; eso sí, bajarte el cierre cuando quieras ir al baño no creo, porque no tengo drama, pero no creo que te dejen, jajajajajajaja.'
La mato, agarrenmé porque la mato.