sábado, 22 de octubre de 2011

Mal atendida atiende a Papá Noel

El corazón me latía a mil por hora. El susto que tenía era increíble, sin embargo me tranquilizó en cierta medida el tono jocoso del médico. Supuse que si iba a dar una mala noticia, no lo haría con ese tono, ¿no?.
'Señora, está todo bien, quédese tranquila. Estamos muy acostumbrados a que pasen estas cosas. Lo que nos resultó muy gracioso fue el particular traje de Papá Noel, eso sí que no lo habíamos visto nunca, jajajaja. (¿'jajajaja'? ¿me está jodiendo este tipo?) Tuvimos que curarle las heridas y limpiamos las cicatrices que le quedaron, fue un estruendo fuerte, pero no trajo consecuencias mayores. Únicamente les vamos a pedir que lo dejen descansar, ahora está durmiendo y va a tener la mano engasada por unos días y, obviamente, no la va a poder usar. Pueden quedarse esta noche acá y mañana tempranito, Papá Noel podrá irse a seguir repartiendo los regalitos, jajajaja.'

El médico estaba chocho, no paraba de meter chistes y yo lo quería mandar a la mierda. No sé si lo hizo para descontracturar un poco o porque había tenido un brindis a las 12, pero no me cayó para nada bien.
Mi viejo lo tenía a Marcos entre ceja y ceja; yo lo desperté a Joaquín y le dije que se quedara acompañándome y que mi viejo se vaya a descansar.

Pasé la noche en el hospital, me acosté un ratito en la cama de al lado. La imagen de Marcos era patética: dormido, con la boca abierta y largando saliva, vestido de Papá Noel y con una mano blanca entre sus zonas..pudendas. Cuando Joaquín entró se escuchó un 'AH BUE' y no pude hacer otra cosa más que reirme.

La verdad que descansar no pude, pero al otro día a eso de las 10 de la mañana yo ya estaba en mi casa, con el tarado de mi marido sentado a la mesa y preparándole el desayuno.
Sonó su celular, y cuando pasa eso nunca se pueden esperar buenas noticias.


'Un mensaje nuevo de: ....Carolina.'

sábado, 1 de octubre de 2011

Último momento: Papá Noel accidentado

El hospital estaba desierto. Eran las 0:10 horas del 25, pleno festejo de Navidad. Sólo un par de médicos rezongones por tener que estar ese día trabajando habitaban el lugar. Entramos todos corriendo y se asomaron los profesionales que estaban de guardia. Obviamente no se sorprendieron de tener que atender un paciente por un accidente con pirotecnia, lo cual es muy habitual para esas fechas. Sin hacernos ningún tipo de pregunta empezaron a revisarlo y sacarle el traje. Fue todo muy confuso, rápido y descontrolado, sin resaltar lo patético de la situación con un hombre borracho disfrazado de Papá Noel y, encima, lastimado. El doctor no pudo disimular reirse ante esa imagen tan particular.

Marcos estaba inconsciente, no podía saber cómo se sentía ni qué le dolía. Diciéndonos que nos tranquilizáramos y esperáramos en la sala, se lo llevaron a una habitación para atenderlo correctamente. Llamamos a la casa de mis tíos avisando que ya lo estaban atendiendo y nos sentamos en unas sillas que nos sostuvieron por un par de horas.

Yo no sabía si reirme o llorar. Si pararme e irme por lo boludo que había sido Marcos o empezar a rezar con todas mis fuerzas. Joaquín me contuvo y me aseguró que todo iba a estar bien. Mi viejo estaba re caliente con Papá Noel, Navidad, las fiestas y todo; quería mandar todo a la mierda, y a mi me ponía más nerviosa. Recorrimos el pasillo de ida y vuelta cientos de veces mientras entraba más gente herida de manera similar al boludo de mi marido. Entrando en confianza con el lugar empecé a charlar con familiares de otros accidentados y compartíamos los sentimientos de la situación.

Mi panza no daba más, no veía la hora de que todo haya terminado y bien y poder irme a mi casa a descansar. Me había arruinado la fiesta y tenía miedo de que tantos nervios me jugaran en contra a mi y al bebé. Esperando, Joaquín se quedó dormido en una silla y mi viejo se tomó como una jarra de café.

Cuando llegó el doctor que se lo había llevado me levanté de un salto.
'¿Familiares del Papá Noel accidentado?' - preguntó chistosamente en voz alta a la sala.
Tímida, pero rápidamente salí corriendo a conocer las nuevas noticias, mientras el resto de las personas largaban sus carcajadas burlonas.