sábado, 4 de junio de 2011

¡Tengo panza! (y no es por los canelones)

Mario se tomó todo el café que yo no me podía tomar y yo preferí unos jugos de frutas. Me contó todo en un par de horas: viajes, ciudades, fiestas, chongos, sexo, trabajo, moda. ¡Cómo lo extrañaba! Estaba necesitando de una complicidad así con alguien desde hacía tiempo. Me contó lo último en zapatos, lo último en bebidas, lo último en decoración y en tecnología. Me hizo una lista detallada de cada chongo que había conocido en esos hermosos lugares del mundo y describió a cada uno con tanto detalle que hasta me puse medio cachonda yo también.

Después de 4 horas y media quiso comprarle algo al baby y entonces nos fuimos de shopping. Ir de compras con Mario es como tocar el cielo con las manos. Sabe a dónde ir, con quién hablar y qué pedir. Chicas: no saben lo bien que viene un amigo gay en la vida, ojalá tengan la misma suerte que yo. Cuando no sabés qué ponerte, lo llamás y te soluciona todo y vos matás esa noche.
Nos probamos de todo en todos los locales que nos parecieron adecuados y dejamos para lo último los cochecitos, cambiadores, mamaderas y escarpines. Yo hasta ese momento no había comprado nada pensando que todavía había tiempo, pero cuando caí en la cuenta, la lista no terminaba más. Una vez más lo tenía a Mario salvándome las papas. Empezamos a tachar mentalmente algunas cosas que ya, gracias a la madrina, iba llevando en enormes bolsas coloridas.
Es increíble lo boludas que son las vendedoras de artículos de bebés. Está la que te habla como un perrito, que te toca la panza, que te cuenta de la caca y los vómitos y hasta métodos para hacer que se tire pedos. Tenemos a la abuela que te cuenta todas sus experiencias con hijos, nietos y bisnietos y vos tenés que estar como 40 minutos por un par de mantitas. Amorosas todas, con todo el amor y la paciencia del mundo, pero por favor, ¿algún día iba a terminar así yo también? Igual ninguna peor como la renegada que dice que no es nada placentero, que te levantás a la madrugada todos los días, que cuando lloran son insoportables y bla bla bla. 5 minutos duramos en ese local, con Mario cruzamos miradas y nos entendimos.

Cuando volvía para casa pasé por un espejo y me empecé a mirar detalladamente. Me quedé helada: me estaba empezando a crecer la panza y con forma, no sólamente por los canelones y las facturas de la oficina. No pude evitar llorar ahí mismo de la emoción y Mario sacó su pañuelo italiano de seda y me lo dio. Él se hacía el duro pero tenía los ojos vidriosos.
En el auto volvimos hablando de cómo había cambiado todo en tan poco tiempo y recordamos viejas anécdotas juntos. Terminamos llorando a moco tendido y cuando entramos Marcos dijo: 'Uy, y yo que pensé que te iba a hacer bien'. Y de las lágrimas pasamos a la carcajada en un segundo.

13 comentarios:

  1. Me olvidé decirlo en la entrada anterior: quiero aclarar que toda la historia es del pasado, más de 10 años atrás. Lo cuento porque por ahí no quedó nunca claro, entonces aprovecho para decirlo acá.
    Un beso para todos y millones de gracias por seguirme a pesar de tardar en actualizar. ¡Gracias!


    Mal atendida

    ResponderEliminar
  2. Ahh, no sabes las ganas que tenia de que siguieras!!! Todos los dias mirando el blog!!
    Yo tambien tengo a mi mejor amigo gay y cuando esta lejos lo extraño tanto!!!
    Segui con tu historia, te espero!!!!

    ResponderEliminar
  3. Tu amigo Mario es perfecto, pero los amigos gays de mis amigas no eran así, vivían deprimidos, claro, en el 2001, no sé cómo estarán ahora.

    ResponderEliminar
  4. Las tardes de shopping son la gloria :D

    ResponderEliminar
  5. La panza nos pone así, de la lágrima a la carcajada en segundos!

    ResponderEliminar
  6. osea que esa criatura ya tiene casi 10 años??? que loco!! yo pense que estabas panzona ahora, como yo

    ResponderEliminar
  7. YO quiero ESE amigo gay, el que yo tenia era tan diferente, es mas, es de los que preferis no ver. ajaj. Me alegro que ya tengas una panza que emociona. ¿Algún día tendremos una foto de la panza de la mal atendida?

    ResponderEliminar
  8. Fántastico :) extrañaba leer este blog.. me gusta mucho como va la historia, espero el próximo post!

    ResponderEliminar
  9. entonces, mis consejos me los trago (bien tragados). Cuando estuve embarazada odié que me tocaran la panza. Por eso desarrollé rápidamente un reflejo en cuanto comenzaba a acercárseme una mano, yo inmediatamente retrocedía

    ResponderEliminar
  10. q genio mario!!!!!! quiero saber como sigue la historia!

    ResponderEliminar
  11. jajajajaj creo que ya te lo he dicho pero qué geniales tus entradas!

    ResponderEliminar
  12. Hola Mal Atendida!!!, desde el verano que no pasaba por acá ni por ningún blog amigo.... me colgué muy mal esta vez.
    Yo también creí que estabas actualmente embarazada y por eso pasé por tu blog ni bien abrí el mío para saber cómo estabas. más allá del tiempo transcurrido, tu historia es genial y fácil de seguir.
    Bueno, te cuento que yo sí actualmente estoy embarazada y mi panza ya asomó, así que ahora mejor que nunca voy a entender más de una cosa que acá contás.

    Beso enorme y espero estés muy bien.

    Meli

    ResponderEliminar